La lucha por una muerte digna

Christian Gadea Saguier
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Eulana Englaro, una mujer italiana en coma desde hace casi 17 años, cuyo padre mantiene una batalla jurídica desde hace 11, espera en la clínica La Quiete de Udine el momento de ver reconocido su derecho, sancionado por todas las instancias judiciales posibles, a no vivir sin capacidad de entender y querer. Sin embargo, un golpe de efecto político de Silvio Berlusconni, aplaudido desde los balcones del Vaticano, pretende evitar la decisión de la mujer. 

Es muy curioso que Berlusconi haya salido precisamente ahora a escena. Cuando era primer ministro, en 2004, Beppino –su padre– escribió una carta pidiéndole ayuda. No respondió. Como la política no hizo nada y el Gobierno tampoco, se dirigió a los jueces. Les pedió ayuda y ellos cumplieron su deber. Durante más de diez años todas las instancias judiciales examinaron hasta el más mínimo detalle y aprobaron el deseo de Eulana.

Tres médicos están intentando cumplir al 100% el protocolo que decidió el juez.  Hoy se cumple su tercer día sin recibir alimento ni hidratación alguna y se encuentra en un «estado físico óptimo», asegura su neurólogo, Carlo Alberto Defanti, en declaraciones al diario Corriere della Sera. «Durante la primera semana sin alimentación ni hidratación no debería correr grandes riesgos. Probablemente resistirá incluso más de la media», ha manifestado el especialista. 

Respecto a su estimación sobre cuándo se produciría el óbito, si continúa el proceso, Defanti ha respondido: «Desde el momento de la suspensión (el viernes pasado) de la alimentación y la hidratación artificial a la muerte podrían pasar incluso de 12 a 14 días». El médico ha subrayado que ha cuidado a Eluana todo este tiempo y que ahora la está ayudando a morir. «Ayudo a una persona a cumplir su propia voluntad. Se trata de un ser humano indefenso que ha sido traicionado por todos, excepto por su padre y otros pocos. Y quizá lo sea todavía. Asumo mi responsabilidad. No doy un paso atrás», indicó a El País

«La Iglesia no tiene nada que ver en el asunto. No me puede imponer sus valores. Puede opinar, pero lo que diga no tiene que ver conmigo ni con Eluana. El magisterio de la Iglesia es moral sólo para sus fieles; el Estado es laico, y en él están también los católicos. Lo que dice la Iglesia les debe afectar a ellos, no a los que no profesamos esa confesión. De forma que todo lo que digan es su problema, no mío», expresó el padre en una entrevista concedida al El País el domingo pasado. 

El proyecto de ley de Berlusconi contiene un solo artículo en el que se dice que «a la espera de la aprobación de una completa y orgánica disciplina legislativa en materia del fin de la vida, la alimentación y la hidratación, en cuanto formas de ayuda vital y fisiológicamente indicadas para aliviar el sufrimiento, no pueden en ningún caso ser rechazadas por los sujetos afectados ni por quien asista a sujetos que no pueden valerse por sí mismos». Se esperan sesiones maratónicas en el Senado. Tras su votación, el texto pasará a la Cámara de los Diputados. Si ambas Cámaras aprueban el proyecto de ley, el texto necesitará la firma del presidente de la República, Giorgio Napolitano, y su publicación en el Boletín del Estado para entrar en vigor, lo que podría ocurrir el miércoles próximo por la tarde.

Su padre está más tranquilo que nunca. En paz. No le afecta la manipulación política que ha hecho del caso Silvio Berlusconi, ni el escándalo apocalíptico orquestado por el Vaticano, ni las acusaciones de asesinato que, otra vez el fin de semana, le lanzó la curia romana. «La condena a vivir bajo cualquier condición es mucho peor que una condena a muerte», dice desde su casa de Lecco, donde espera el desenlace con su mujer, Saturna, enferma de cáncer desde 1992, el año en que Eluana tuvo el accidente que la dejó en estado vegetativo.

Las presiones del Vaticano y de la Conferencia Episcopal Italiana, negadas y admitidas a la vez ahora desde San Pedro, han sido constantes, públicas y notorias, sobre todo desde que, en noviembre del año pasado, el Supremo refrendó la sentencia del Tribunal de Apelación de Milán que reconocía el derecho de Eluana a ser desconectada. En primera línea de la ofensiva se ha implicado, por primera vez, el equipo de Gobierno del Papa, que además coincide con el sector más integrista de la Curia. El Vaticano ha hecho campaña «cultural» desde medios públicos y privados, propios y ajenos, para tratar de movilizar a la opinión pública italiana, muy favorable a Englaro antes de la ofensiva. Descalificaciones, rebelión contra la sentencia judicial, insultos al propio Englaro, petición de que le sea retirada la patria potestad... «Homicidio de Estado», «asesinato», «condena a muerte...» Todo ha servido. La culminación de toda esta fase de «no injerencia» fue el aplauso inmediato de la Curia al decreto y las críticas a Napolitano por no firmarlo. 

Beppino es tachado de «muy laico». Los 2009 años de historia de la Iglesia van por un lado y el Estado va por el suyo. Para pedir justicia no se dirigió a ellos, sino a los tribunales de Justicia. A ellos no les pede nada, ni se lo pedirá, asegura. «Pueden decir lo que quieran, no lo discuto, pero esta historia está fuera de su poder», sentencia el padre.

La implicación del Vaticano ha sido tal que incluso Giulio Andreotti, senador vitalicio y siete veces primer ministro, ha criticado la maniobra en una entrevista a La Stampa. Ha defendido a Napolitano por no firmar un decreto «inconstitucional», ha atacado al Gobierno por implicarse «en un asunto privado», y ha pedido a la Iglesia que «dé marcha atrás», «baje el tono» y que suprima «las manifestaciones en la calle». 

¿Hasta cuándo estaremos sujetos a los deseos de la curia vaticana y a los manotazos de políticos oportunistas? ¿Quiénes son ellos para indicar cómo vivir y menos cómo morir? Eulana eligió morir y debemos respetar su deseo. Ojalá descanse en paz. 

4 comentarios:

  1. La vida, en cualquiera de sus formas, no es potestad de nadie y mucho menos de la Iglesia Católica (en este caso). El Dios de los católicos no nos da la vida en "leasing" para decirnos que hacer o no con ella. Sus dogmas, fundamentos y creencias no tienen nada que ver en este caso, Eulana desea morir y nadie se lo puede impedir.

    La busqueda de algún "boom" mediático es imperante para un Vaticano que cada vez tiene menos socios. Se adueñan de la vida de Eulana para ganar espacios en los medios, realmente la vida o muerte de ella les preocupa poco o nada, es un medio para conseguir un fin, nada más.

    El Estado debe, marcadamente, separarse de la Iglesia, en un estado como el italiano, en donde la sede del catolicismo se encuentra fisicamente, es una tarea que moralmente (en un contexto político de moral) debe ser aún más marcado, por respeto a los que no se cobijan bajo el manto del dogma católico.

    Si los padres de Eulana quieren cumplir con el deseo de su hija y si los médicos están objetivamente de acuerdo con que el procedimiento es valido no deberia de haber presiones ni del estado y mucho menos de la Iglesia Católica (además los Englaro no son fieles suyos).

    En fin, una muestra mas de que los tentaculos del Vaticano pueden aparecer en todos lados, hasta en donde no les incumbe.

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  2. Pues parece que la muerte digna ha ganado. Paz Eulana!

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  3. Realmente como dijo Liam...!PAZ Eulana.........

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  4. Quienes nos aproximamos al humanismo entendemos claramente la diferencia que existe entre los modelos autoritarios de la ética y los humanistas. En los primeros, siempre es una autoridad externa al hombre quien determina la norma ética de qué es el BIEN. Para un humanista, la reflexión y la definición es sólo atribuible al hombre mismo.
    No podía ser de otra forma respecto de Eluana. Según el autoritarismo moral, ella tampoco tenía el derecho de elegir morir en dignidad.
    La historia explica, hasta la saciedad, esta soberbia actitud de pasar aún por encima de un estado laico....
    Qué pretenciones!!!

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