El lenguaje simbólico

El lenguaje simbólico funciona según una estructura diferente a las lenguas cotidianas. El conocimiento de la lengua simbólica en su calidad de lengua es indispensable para comprender la enseñanza esotérica masónica.

La simbólica es al mismo tiempo una Lengua, una Ciencia y un Arte:

· Como Lengua, tiene un carácter universal: las lenguas profanas se transforman adaptándose a las circunstancias locales y temporales de la vida comunitaria; la lengua simbólica, al contrario, permanece inalterada.
· En tanto que Ciencia, tiene sus propias leyes, métodos y técnicas.
· Como Arte, expresa la vía de la imaginación creadora; se comunica con aquellos que por su conducto, desde la más remota antigüedad y hasta nuestros días, han podido descifrar sus mensajes.

Boileau afirmó que “lo que se concibe bien se enuncia claramente, ya que las palabras adecuadas para expresarlo llegan con facilidad”. Esta proposición se refiere a todo lo que puede “concebirse bien”, a saber: percibir mensajes por los sentidos y por los instrumentos que los prolongan; descubrir proposiciones lógicas y enunciarlas; concebir cosas nuevas a través de las facultades de la imaginación.

El ser humano tiene la capacidad de percibir lo que es y está fuera de su entendimiento, pero para poderlo interpretar y comunicar requiere de un lenguaje y de procesos distintos a los empleados comúnmente: Este lenguaje es la Simbólica.

Raoul Berteaux afirma que puede denominarse “sistema simbólico de imágenes” o abreviando “sistema simbólico” a todo conjunto de imágenes coherentes entre sí. En tal sentido, señala que la simbólica masónica tiene relación con sistemas simbólicos tales como:

· Arquitectura
· Alquimia
· Cábala
· Cosmología
· Astrología
· Geometría
· Numerología
· Cromología
· Esquemas sensoriales:
- Verbales (preguntas, palabras sagradas, de pase, de apertura, clausura, etc.)
- Gestuales (marchas, signos, tocamientos, etc.)
- Sonoros (golpes de mallete, baterías, etc.)
- Visuales (luces, disposición de útiles, joyas, etc.)

El mismo autor siguiendo a Guénon, agrupa los procesos simbólicos basándose en dos principios herméticos: la Ley de Correspondencia y la Ley de Correlación:

La Ley de Correspondencia

El enunciado de esta les es: Un mismo símbolo puede tener muchos significados. En este caso, se dice que es plurivalente. Para explicar este enunciado, René Guénon expresa que “Los significados de un mismo símbolo se corresponden”.

Hemos transpuesto el verbo en sustantivo, adoptando el término “Ley de Correspondencia”, que puede enunciarse de la manera siguiente: “Un mismo modelo simbólico puede expresar muchos procesos racionales, ligados entre sí por una ley que puede ser estudiada y enseñada”; o bien, de esta otra: “A un mismo significante simbólico corresponden muchos significados”.

Para ilustrar lo anterior, comentemos el modelo simbólico binario “Sol – Luna”.

Decimos que un modelo simbólico es universal cuando responde básicamente a los criterios espacial y temporal, esto es:
· Pertenecer a un pasado lejano, lo que se verifica buscando modelos análogos en los vestigios de las civilizaciones antiguas; y
· Pertenecer a civilizaciones alejadas geográficamente, lo que se verifica investigando modelos análogos en diversos continentes o regiones del planeta.

Partiendo de lo anterior, el modelo simbólico “Sol – Luna” es de carácter Universal, dado que ha sido empleado por numerosas tradiciones escalonadas en el tiempo y repartidas en el espacio [1]. El modelo simbólico formado por la asociación de estas dos imágenes, desencadena procesos relacionales que lo ligan a los conceptos: “Día – Noche” y también “Luz – Tinieblas”. A su vez, la imagen del Sol evoca la emisión de energía, mientras que la de la Luna evoca la recepción y la reflexión de la misma, de donde surge el proceso relacional “Emitir – Reflejar” y también “Dar – Recibir”, “Enseñar – Aprender” [2], etc. En consecuencia, los significados “se corresponden”, todos ellos pueden explicarse con el mismo modelo simbólico “Sol – Luna”.

La Ley de Correlación

El enunciado de esta Ley es: “Un mismo significado puede ser expresado mediante muchos significantes simbólicos”. Esta ley sigue de alguna manera un camino inverso al de la Ley de Correspondencia.

Para explicarlo mejor, partamos por ejemplo del modelo simbólico del Mandala, bajo su forma más usual: la del Cuadrado inscrito en un Círculo. Desde el punto de vista de la figuración simbólica, el Cuadrado puede ser reemplazado por una Cruz ortogonal, dado que las dos figuras cuentan con cuatro ángulos rectos y cuatro segmentos rectos e iguales.

Asimismo, puede sustituirse por un conjunto de cuatro puntos formando las esquinas de un Cuadrado y un quinto punto en el centro en lugar del Círculo, de tal manera que las siguientes figuras tienen el mismo significado, por lo tanto, decimos que estos modelos son “correlativos”.

Pasando de la geometría a la numerología, el homólogo del Cuadrado es el número 4, así como el del Círculo es el 1. Por ende, el Mandala señalado puede ser representado bajo la forma del modelo numérico “4 + 1”.

Ahora bien, dentro del campo de los útiles masónicos, el mismo Mandala se encuentra representado en el modelo binario “Escuadra - Compás”, que es correlativo a los modelos precedentes, por ser la primera homóloga del cuadrado y del número Cuatro y el segundo del Círculo y del número Uno [3].

Así, pueden irse constituyendo modelos simbólicos correlativos, escogiendo imágenes de otros campos.

Tratando de resumir ambos puntos de la propuesta de Berteaux, podemos decir que:

Según la Ley de Correspondencia, a un mismo significante “A” corresponden muchos significados: “1, 2, 3, 4, ...n”; mientras que

En la Ley de Correlación, un mismo significado “1” puede expresarse mediante muchos significantes “A, B, C, D, ...X”.

La práctica conjugada de estas dos Leyes es muy útil para el estudio de los modos de pensamiento basados en la vía simbólica, aunque la Ley de Correspondencia es relativamente más conocida y regularmente practicada que la Ley de Correlación, siendo que su poder es imprescindible –por ejemplo- para el estudio “interno” de las tradiciones culturales de distintas épocas y lugares. Bajo este principio, el modelo simbólico binario Cuadrado – Círculo con un centro común que tomamos de muestra, es correlativo al Yantra de la tradición Hindú, al Mandala Budista, a la cosmogonía Azteca, etc.

El uso de los principios herméticos de Correspondencia y Correlación constituye un requisito indispensable en la comprensión y manejo del lenguaje simbólico. Todo Aprendiz debe considerarlo una especie de gimnasia intelectual que es preciso practicar de manera cotidiana, a fin de ir adquiriendo una destreza cada vez mayor al aplicarlos en sus estudios.

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Notas
[1] Se le puede encontrar, por ejemplo, en el Génesis de la tradición hebraica: “Dios hizo las dos grandes luminarias, la más grande para presidir el día y la más pequeña para presidir la noche (Génesis. 1, 16)”.

[2] Otras relaciones que complementan el modelo citado son irradiar - conservar; electricidad - magnetismo; positivo – negativo; etc.

[3] Nos parece que este modelo también puede construirse sustituyendo el uno -cifra que el Berteaux atribuye al Círculo-, por el cero, con el cual parece ser figurativa y numerológicamente más compatible, dando de este modo la cifra “40” (4 + 0 = 4) que estudiada junto con la relación de la Escuadra y el Compás, arroja grandes luces. Por ejemplo, la Escuadra es la mitad del Cuadrado, el Compás se figura por la mitad del Círculo, unidas ambas figuras forman el número 5, atribuido al ser humano. El conjunto binario Escuadra - Semicírculo se complementa con otro similar, al que se une numerológicamente para formar el Mandala del Cuadrado – Circulo. Esta conjunción se expresa en términos de mixcidad de la siguiente manera: 5 + 5 x 4 = 40.