Para un estudio completo de la masonería operativa del medioevo sería necesario incluir un tratado de varias escuelas de arquitecturas y tendencias nacionales y económicas que influyeron en su creación y desarrollo. En esta nota, el interés está circunscrito en la búsqueda de los constructores operativos que precedieron a los Colegios Romanos, para encontrar en ellos su implicancia como guardianes temporales de la ciencia especulativa de los Misterios.
No obstante, el estudio de la arquitectura es de considerable valor para el masón, puesto que es la imagen, en el plano físico, de poderosas ideas que están en los mundos internos, y por medio de su estudio ciertas leyes de edificación pueden ser aplicadas y entendidas para la construcción humana.
Cuando Europa fue arrasada por los germánicos y el imperio del Oeste destruido, la mayoría de los colegios romanos desapareció con los demás frutos de la civilización. Los Misterios cubiertos por ellos sobrevivieron en una forma más o menos reprimida en Italia y Francia. Fue de estos sobrevivientes de donde se derivaron las logias de masones, agrupados en uniones durante la Edad Media.
Mackey relata como declinaron los Collegia Fabrorum después de la caída de Roma, y cómo se empezaron nuevas uniones, además cómo algunos sobrevivieron bajo el patrocinio de los monasterios cristianos, para luego obtener su independencia.
Los primeros pasos del revivir del arte de la construcción se pueden encontrar en Lombardía, donde se originó el estilo llamado románico que finalmente se esparció por toda Europa. Leader Scout en su obra, Los constructores de catedrales, señala que parte de los colegios de arquitectos de Roma se trasladó, durante los últimos días del imperio, al seguro refugio ofrecido por la pequeña república de Comum, e hizo su refugio en la hermosa isla, todavía conocida como, Isola Comacina, en el Lago Como, en el norte de Italia. Según Cotterill escribe en su Historia del arte, hacia el año 568 d.c. los comarcos circunvecinos cayeron en manos de los lombardos, cuya morada original había sido en las partes bajas del Elba, y aunque inicialmente fueron detestados por los ítalos, con sorprendente rapidez demostraron gran interés por las artes y el refinamiento de la tierra que habían conquistado.
Scout sostiene que la primera mención en los registros contemporáneos sobre los maestros comacini que derivan de aquel colegio romano, ocurre en el código del rey lombardo Rothares (643), en el cual ellos figuran como Maestros Masones con poder para hacer contratos para obras de construcción y para dar empleo a trabajadores y peones. Son mencionados también en el "memorataro" del rey Luitprand en 713, cuando recibieron los privilegios de hombres libres en el Estado lombardo.
Los cronistas italianos cuentan que hacia el siglo VI fueron enviados arquitectos y constructores por el Papa Gregorio el Grande a Inglaterra con San Agustín, y sabemos por el Venerable Beda, por intermedio del libro de Eduardo Callaey, Los orígenes monásticos de la masonería, que hacia esa fecha San Benito Biscop salió hacia Galia para buscar constructores para erigir una iglesia monástica en Wear Mouth. San Bonifacio visitó Italia antes de emprender su gran misión en Alemania hacia 715; el Papa Gregorio II le dio instrucciones y credenciales, y con el envió un gran séquito de monjes versados en el arte de la construcción y de hermanos laicos que eran también arquitectos para ayudarles.
Scout argumenta que estos constructores eran Maestros Comacinos, basando su teoría en la evidencia de los métodos de construcción y la similitud de los estilos empleados. De igual manera se encuentran vestigios de los comacinos en Francia y Normandía; en realidad donde quiera que el estilo románico de construcción haya penetrado.
La unión comacina no solo heredó las tradiciones de construcción de los Colegios, de acuerdo con Leadbeater, heredaron también los Misterios y fue principalmente debido al impulso dado por ellos que se efectuara un revivir general de las logias existentes en Europa durante la Edad Media. Muchos de los hermanos de la época eran hombres de amplia cultura y refinamiento que conocían mucho del significado oculto de los ritos y ceremonias transmitidas entre ellos. La mayoría de los artesanos, probablemente sabían un poco más de que había un significado simbólico para sus ceremonias, herramientas y trataron de ordenar sus vidas de acuerdo con éste.
Según Ward, en La francmasonería y los dioses antiguos, los comacinos muestran marcadas analogías con nuestro moderno sistema masónico. Estaban organizados en maestros y discípulos bajo el mando de un gran maestro. Sus sitios de trabajo eran llamados Logias tenían maestros y guardianes, signos, insignias, palabras de pase. Los cuatro mártires coronados eran sus Santos Patronos, usaban mandiles y guantes blancos.
Christian Gadea Saguier
© Blog Los Arquitectos
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