Apostasía y agonía de la fe

Cuando en mayo pasado decidí solicitar mi apostasía: "rechazo total de la fe cristiana; cisma, el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice o de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometidos", según el canon 751 del Código de Derecho Canónico vigente, realicé una profunda investigación sobre el tema en sitios que los promueven y en la misma página del Vaticano con el propósito de conocer las estipulaciones legales. 

No hallé en el citado código un procedimiento adecuado y específico para poder encauzar el pedido, por lo que dirigí una nota al Obispo diocesano donde fui bautizado, puesto que el canon 393 faculta al canónico en "todos los negocios jurídicos de la misma". Entendí la noción del "negocio" al entregar mi nota de apostasía a la secretaría donde, para mi sorpresa y la de quienes no acostumbramos a visitar las iglesias,  una fila sentada de gente, dinero en mano, esperaba realizar el pago para que durante la cerebración de la eucaristía recuerden a un ser querido. Correctamente, mi trámite también requirió del metálico: un dólar con cincuenta centavos. Se entiende; un trámite administrativo. 

Justamente este trámite, pero en España, llamó mi atención al leer en El País: "…el Tribunal Supremo exime a la Iglesia católica de borrar del Libro de Bautismos a los apóstatas, con el inefable argumento de que dichos registros no se pueden considerar ficheros porque no están ordenados alfabéticamente". ¿Y la libertad de conciencia? ¿Y la libertad de expresión? ¿Y la Constitución, que garantiza ambas? ¿Y el Estado de derecho? ¿Hemos de entender que, en su opinión, frente a todo esto prevalece el orden alfabético?

En  mi nota, dirigida a Monseñor Claudio Jiménez, argumenté: "Me asiste en este acto, una garantía constitucional establecida Artículo 135 referente a la Protección de Datos Personales (Habeas Data) en la cual se garantiza que "toda persona podrá acceder a la información y a los datos que sobre sí misma…obre en registros oficiales o privados de carácter público, así como conocer el uso que se haga de los mismos y de su finalidad…"". 

Con conocimiento de causa, comparto que el registro de bautizados, que mantiene la Iglesia Católica en virtud del canon 877.1 del Código de Derecho Canónico, por lo menos donde figuro hoy como apostata, está ordenado no sólo alfabéticamente sino acorde con año del bautismo. Además, se establece un espacio donde se registra la fecha de confirmación, de matrimonio o defunción; en esa misma celda, sin ánimos de prisión, solicité que se "rectifique tal inscripción bautismal e inscriba, en la forma y lugar adecuados, junto a la anotación bautismal original, la preceptiva anotación que certifique la apostasía que en este acto se reclama y exige en virtud de los derechos civiles y constitucionales de quien suscribe". 

Les hice notar que "en caso de no hacerse efectivo el derecho solicitado de rectificación o cancelación en el plazo de un mes a partir de la presentación de este documento, quien suscribe presentará la correspondiente denuncia ante un magistrado competente por infracción del artículo 135 de la Constitución Nacional, al verse afectado sus derechos a la libertad religiosa y la ideológica, declarado en el artículo 24 de la Carta Magna, así también la formación de su propia identidad, derecho garantizado con el artículo 25 de la ley suprema de la Nación".

La diócesis respondió respetuosa y favorablemente a mis pedidos, no sin el "dolor por el hecho de que un hijo de la Iglesia haya tomado una decisión de esta naturaleza". Al momento de la entrega del documento el sacerdote comentó que este pedido fue el primero en Paraguay. 

Esta situación no se da en España, ni en el resto de Europa, donde la fe cristiana agoniza, a tal punto que el Papa Benedicto XVI ya emitió la alarma de la pérdida de influencia del cristianismo en países que en otros tiempos fueron "ricas en fe y en vocaciones" por la "influencia nociva y destructiva de cierta cultura moderna", en la que muchos han decidido que "Dios ha muerto". El Pontífice ha advertido de que esa falta de Dios redunda en una sociedad "más confusa y dividida". El Papa realizó estas observaciones durante la homilía de la misa celebrada en la basílica de San Pablo Extramuros y con la que inauguró la XII Asamblea del Sínodo de Obispos.

Citando extractos del madrileño diario, también denunció que en la cultura moderna existe quien "ha decidido que Dios ha muerto y se declara Dios a sí mismo, considerándose el único artífice de su propio destino y el propietario absoluto del mundo". Al "desembarazarse de Dios" y convertirse el hombre en "propietario absoluto" de sí mismo y "único patrón de la creación", se expanden "el arbitrio del poder, los intereses egoístas, la injusticia y la explotación", así como "la violencia en todas sus expresiones". Ante esta situación, se ha preguntado si "cuando se elimina a Dios del horizonte propio, se puede ser ciertamente feliz" para responder después que "al final, el hombre se encuentra más sólo y la sociedad está más dividida y confusa".

Según el Instrumentum Laboris, documento de trabajo para el Sínodo presentado el pasado mes de junio, los obispos católicos están preocupados por el desconocimiento entre los fieles de la Biblia y advierten del peligro de las varias interpretaciones "fundamentalistas" o equivocadas del Antiguo y Nuevo Testamento. Por ello, uno de los principales objetivos de los obispos será decidir cómo se corrige ese desconocimiento entre los fieles y superar así "la indiferencia, la ignorancia y la confusión sobre las verdades de la fe acerca de la Palabra de Dios".

Tal vez desde la jerarquía no recuerden un mensaje de la persona a quien endiosaron: "...la verdad les hará libres.. y dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios." 

Christian Gadea Saguier

2 comentarios:

  1. Los obispos y la iglesia en general ciertamente se comportan como niños que han sido desenmascarados en sus mentiras. Buscan concenso allí donde la verdad que ocultaron durante tantos años los superó.
    Estoy de acuerdo con vos sobre la iglesia católica y a la vez me surge un gran interrogante ¿de donde sacamos los valores para la sociedad? Lo pregunto porque supuestamente o inconscientemente tengo grabada a fuego la idea de que es la religión la que nos enseña los valores para la vida en sociedad. Y es aquí donde no veo reacción por parte de nadie, incluyendo a la masonería: La urgencia mundial de valores, de principios, de ideas que sustituyan de forma firme y congruente a aquellos que la religión ya no respalda.
    La ausencia de valores trae aparejada la comleja situación que se vive en las grandes ciudades, en todo el mundo. "La era del vacío" como lo llama Lipovetsky.
    Y allí es donde veo que los grandes sociólogos, eruditos, psicólogos, políticos, etc. hacen agua. En definitiva lo dejás claro en tu anterior post: "Cerremos las puertas de la masonería, salvémonos nosotros que somos los que tenemos los valores, los conocimientos y la voluntad."
    Pero lejos está eso de ser la masonería, lejos están los masones actuales de ser San Martín y todos los grandes masones de la historia. Y creo que se avisora algo parecido a la iglesia, no hay acuerdos, no hay opiniones conjuntas; no hay MASONERÍA, solo hay MASONES... y están muy inmersos en su crecimiento personal como para hacer algo por la sociead.
    Saludos! Como siempre: Muy bueno tu texto.

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  2. Muy , muy, interesante el texto y las reflexiones de Christian como también muy interesantes los comentarios y reflexiones de OdinGhost.

    Es evidente que la Iglesia (Católica ella, Romana ella, y Apostólica) no se resiste a perder peso especifico – España es un ejemplo palpable- en la sociedad, pero…- como acertadamente plantea OdinGhost La urgencia mundial de valores, de principios, de ideas que sustituyan de forma firme y congruente a aquellos que la religión ya no respalda”..¿Donde están ¿. Frente/ante "La era del vacío" como lo llama Lipovetsky, que …¿ Hay MASONERÍA, solo hay MASONES... ¿

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