Presentación de libro: "¿Como Dios Manda?"


Un público numeroso y atento llenó el ámbito del Club del Progreso en la presentación del libro "¿Como Dios manda? Iglesia, masonería y Estado en la Argentina. En qué creían los que hicieron el país", de Lucía Gálvez, licenciada en historia y autora de diversos ensayos, como "Mujeres de la Conquista" y la misma historia de ese club fundado en 1852, yendo hacia el cual se suicidó en un carruaje Leandro N. Alem. Entre otros, estaban Armando Ribas, María Sáenz Quesada, José Luis de Imaz, Enrique Mayochi, Bartolomé Tiscornia, Luis Vincent de Urquiza, Víctor Massuh, Delfina Gálvez de Williams (hija del escritor Manuel Gálvez), que a los 93 años sigue escribiendo libros.

La obra presentada está dedicada a "aquellos que se tomaron en serio la tarea de construir una Nación y a los pocos que, desde un presente conflictivo y hacia un futuro incierto, intentan seguir su ejemplo". Se pregunta cuáles eran sus creencias, sus dudas; si sus ideas fueron siempre las mismas, cómo influyeron las ideas liberales llegadas de Europa en la religión católica aprendida en sus hogares y escuelas. Sin perjuicio de antecedentes y consecuencias, está centrado en el siglo XIX.

En la presentación habló sobriamente la autora, quien agradeció a todos y expresó que el tema de la influencia masónica en nuestra historia no ha sido demasiado tratado, falta que no puede atribuirse sólo a prejuicios o a falta de interés. La primera razón, reconocida por los propios masones, según estimó, es la escasez de documentos. O no existían por haber sido destruidos o los propios protagonistas no querían mostrarlos por distintas razones (ser mal interpretados, perder el halo de esoterismo y misterio que los caracterizaba). Consideró que esa actitud ha cambiado actualmente. Eduardo Callaey, historiador, miembro de la Academia de Estudios Masónicos de la Gran Logia de la Argentina, se explayó en aspectos de la trayectoria de la organización en el país.

Estaba previsto que hablara Bartolomé de Vedia, presidente de la Academia de Periodismo, pero no pudo estar por un problema de salud, y en su lugar habló Roberto Bosca, abogado, profesor de Doctrina Social de la Iglesia. Señaló que el libro pone en claro aspectos que permanecen en la leyenda y el mito, y consideró que muestra realidades sin acomodamientos de uno u otro lado, sin leer la historia como una dialéctica de opuestos. Pero expresó que por lealtad a la verdad y honestidad intelectual, "no todo ha de ser té con masitas", como dice su amigo, el rabino León Klenicki. Y en ese sentido, consideró que la masonería y el catolicismo no son asimilables el uno al otro, básicamente porque el relativismo no es conciliable con el mensaje cristiano. Aunque ser diferentes, consideró, no quiere decir que no pueda haber una valoración recíproca.

El libro será presentado por segunda vez en la Feria del Libro el 5 de mayo, donde hablará de nuevo Callaey, junto con un sacerdote, el padre Ernesto Salvia. ¿Cómo Dios manda? devela la verdad sobre la masonería y las creencias de sus miembros, y desmiente las versiones que confunden las ideas liberlales o el anticlericalismo de algunos de nuestros próceres con ateísmo o irreligiosidad

3 comentarios:

  1. H.´. Gadea Saguier:

    Debes saber que el Sr. Callaey es un falso historiador, que ni siquiera terminó la enseñanza media. Eso es apenas un detalle, porque este nefasto personaje es un infiltrado de la Prelatura del Opus Dei que opera en contra de la masonería es parte de un movimiento para destruir la masoneria argentina

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    1. Cosa que dudo pueda lograr, porque a la Argentina apenas le queda vida luego de siglo y medio de gobierno masónico del país. Lucía Galvez miente a designio. Una vergüenza para Don Manuel Galvez

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  2. El comentario anónimo, a las claras muestra que debe esconderse detrás del anonimato para escupir la ponzoña de la falsedad. El Q.:H.: Callaey es un digno Masón, al que tengo el inmenso honor de conocer, que no necesita defensa de simples MM.: como lo soy. Se nota que quien hizo ese comentario es un tendencioso(a), que no puede argumentar por la ignoracia que lo define.

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