Alberto Manguel nos recuerda que en los libros están encerradas nuestras vidas, las infinitas formas en que podemos encontrar parte de nosotros mismos, y la cantidad incuantificable de experiencias que podemos anticipar. Gustav Flaubert en 1857 escribió una carta a una amiga explicándole que hay que leer para vivir. Sin dudas, vivimos en una cultura de la palabra escrita y esta es, a fin de cuentas, una parte esencial del ser humano. Diderot se preguntaba "¿quién será el amo, el escritor o el lector" y el Vaticano, como todo régimen absolutista, llegó a la conclusión de que ellos debían determinar lo que se debería leer y crearon el Index.
En Alemania, sede del próximo mundial, acaba de salir un libro que merecería ser rápidamente traducido a todas las lenguas. Se titula Index. El Vaticano y los libros prohibidos, su actor es el historiador Hubert Wolf y desentraña la trastienda del índice de los libros prohibidos por el Vaticano. Aquí se cuentan las discusiones previas que motivaron la censura de obras como Madame Bogary de Gustav Flaubert, El segundo sexo de Simona de Beavoir o ensayos filosóficos de René Descartes, Emmanuel Kant o Blaise Pascal. También cuenta que la censura eclesiástica se convirtió en una institución en 1571 y que en los siglos siguientes, como reacción a la reforma protestante y a la ilustración, llegó a prohibir cerca de 8.000 títulos.
En el siglo XIX, cuando la censura estatal desapareció paulatinamente en Europa y en el mundo protestante la censura religiosa dejó de practicarse, el índice se mantuvo y recién se abolió en 1966, durante el pontificado de Pablo VI. La decisión de qué libros iban a parar al índice de títulos prohibidos, según Wolf, dependía en buena parte del censor del turno. Algunos, se mostraban radicales e inflexibles y veían en todas partes atentados contra la fe, mientras otros preferían ser cuidadosos para evitar vergüenzas con prohibiciones de títulos que no se desviaban de las creencias católicas.
El Index Librorum Prohibitorum o "Índice de libros prohibidos", también llamado Index Expurgatorius es una lista de aquellas publicaciones que los miembros de la Iglesia Católica catalogaron como libros perniciosos; además establecía las normas de la iglesia con respecto a los libros. El propósito de esta lista era prevenir la lectura de libros o trabajos inmorales que contuvieran errores teológicos y prevenir la corrupción de los fieles.
Fue creada en el año 1559 por la Sagrada Congregación de la Inquisición de la Iglesia Católica Romana (posteriormente llamada la Congregación para la Doctrina de la Fe). El índice fue actualizado regularmente hasta su última edición que data de 1948, con materiales que fueron agregando tanto la Congregación o el Papa. La lista no era simplemente un conjunto de obras prohibidas, los autores se veían obligados a defender su trabajo: podían volver a publicarlas con modificaciones si ellos deseaban evitar que alguna engrosara la lista y se fomentaba la censura en las publicaciones.
Christian Gadea Saguier
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario