En el mundo posterior al 11 de setiembre de 2001, la religión ha salido de lo privado para estar presente en el espacio público más que nunca. El retorno de lo religioso exige un fortalecimiento de la presencia de la laicidad en las repúblicas.
Ya en la nota anterior mencionamos que la idea de Dios ha vuelto a la política, decide elecciones y baja candidatos, impulsa temas de campaña y determina la agenda internacional. Por ejemplo: en las elecciones de EEUU, la religión fue un factor más fiable de predicción de voto que el sexo o la edad.
Después del furor del secularismo, cuando muchos proclamábamos la desaparición de la religión del ámbito público, los hechos demuestran que la fe, lastimosamente, es hoy una pieza clave en el rompecabezas del mundo.
Tal repercusión está generando el tema que desde la “guerra contra el terrorismo” se está iniciando una nueva cruzada contra la idea de Dios. En pleno auge de lo religioso, les propongo leer el libro del francés Michael Onfray –Tratado de Ateología- donde se aboca a desconstruir a los tres grandes monoteísmos: el cristianismo, el judaísmo y el islamismo. Pero ojo, no arremete contra los creyentes, sino contra las teocracias.
Propone en fin que ingresemos en una era pos cristiana, al igual que la Constitución Europea, donde la humanidad no se someta a los valores morales propuestos por la religión, basados en la obediencia dogmática y la mortificación del cuerpo, a cambio de un imprevisible paraíso. Hedonista al fin, apunta a un paraíso en la tierra.
Un paraíso en la tierra fruto del trabajo comprometido del hombre con su sociedad y la naturaleza, porque por más diferencias que existan entre culturas, en la base somos todos humanos y el planeta que llamamos Tierra es hasta ahora el único mundo habitable para nuestra especie.
Ante el miedo que no depara un mundo globalizado donde la única certeza es la incertidumbre, la población vuelve, como antaño, a refugiarse en las oraciones, abandonando su tarea como ser humano, una especie pensante y racional.
Desde nuestros talleres y con una ejemplar actitud ante la vida, nosotros los masones, debemos invitar al mundo a que se atreva a pensar, a trabajar por el progreso social por medio del saber e instalar de una vez y para siempre el reino de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Un trabajo donde la sabiduría discierne el rumbo, la fuerza la determina y la justicia nos permita construirlo en paz, tolerando nuestras diferencias y fortaleciendo nuestros vínculos.
Hermanos, hagamos fuerza para que lo religioso vuelva a su estado natural, el interior de cada uno y demostremos cómo los valores masónicos dan forma al progreso humano.
Christian Gadea Saguier
© Blog Los Arquitectos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario