La vigencia del laicismo

Ante todo reciban una disculpa por no actualizar el blog en estos días. La próxima semana viajo a Ecuador a participar de un curso sobre periodismo digital y como será la primera vez que visitaré el país, estuve buscando información al respecto y además aproveché la ocasión para investigar sobre el estado de la Masonería en Ecuador. Me enconté con un artículo bastante interesante que habla de la vigencia del laicismo en las sociedades, sobre todo las latinoamericanas quienes tienen gran raigambre clerical. Sobre el tema presentarán un libro el 28 de noviembre en una tenida Blanca. Al regreso les comento, por de pronto les invito a conocer más de cerca la vigencia del laicismo.

El tema del laicismo constituye una de las más importantes preocupaciones de la Masonería a nivel mundial. Al analizarlo en su III Congreso Masónico Nacional realizado en abril de este año, la Masonería ecuatoriana decidió profundizar en el concepto y los contenidos del laicismo, y en su aplicación en la realidad actual en la construcción de la equidad. En este Congreso se discutió y trabajó sobre la relación del laicismo con la educación, la democracia y la religión.

Estas reflexiones motivaron a la Gran Logia Equinoccial del Ecuador (GLEDE) a organizar un análisis sistemático y profundo del laicismo, para internalizarlo en la conciencia de los masones y trabajar para inducirlo con más fuerza en la sociedad ecuatoriana con el fin de “lograr un equilibrio social”.

Para los masones la “laicidad” es un marco de relación en el que los ciudadanos y ciudadanas pueden entenderse desde la diversidad pero en igualdad y, por lo tanto, construir una sociedad mejor.

La laicidad es garantía de respeto al semejante y de ciudadanía en la pluralidad, o dicho de otra manera la laicidad es factor de democracia, de participación, de unidad en la diversidad, de interculturalidad.

Desde la interculturalidad, la laicidad puede y debe generar las condiciones para que los ciudadanos decidan por sí mismos en un marco de dignidad, participen en la construcción de una país más justo y no permitan la imposición de tiranías, vengan éstas del poder económico, del poder político, del poder religioso, o lo que es peor de la concentración de poderes.

El chileno Enrique Silva en un trabajo sobre Masonería y laicidad presentado en la Gran Logia de la Masonería de Chile hace un año, dice que el nacimiento del laicismo está marcado por la necesidad de evitar que el manejo de la sociedad, a través del Estado, quedara sumido bajo arbitrio confesional. Quienes enarbolaron por primera vez las banderas del laicismo lo hicieron respondiendo a la urgencia de impedir que la cuestión social fuera sometida por la visión dogmática. Y el propio nombre del laicismo obedece a subrayar la calidad laica, sin conexiones con instituciones religiosas, que debían tener aquellos que manejaban las cuestiones públicas. “Desde las luchas que se iniciaron por allá por la segunda mitad del siglo XIX, hemos recorrido largo trecho. Sin embargo, el atractivo del poder obnubila constantemente a quienes, por abrazar una fe, creen poseer la verdad, y desean ejercer la influencia religiosa sobre las sociedades”, comenta Silva.

Por su parte el Presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, decía en una ponencia presentada ante la Gran Logia de la Masonería del Uruguay en 2005 que se va contra el laicismo “cuando se impone a la gente”, pero también “cuando se priva a la gente de acceder al conocimiento y a toda la información disponible”.

Años antes, en agosto de 1971 en la Gran Logia de Colombia, otro masón y socialista, el ex presidente chileno Salvador Allende decía que “los hombres sin ideas arraigadas y sin principios, son como las embarcaciones, que perdido el timón, encallan en los arrecifes”, y agregaba que no pedería el timón de sus “principios masónicos”. Además reivindicaba la necesidad de que los pueblos deben “vivir el contenido de palabras tan significativas y que constituyen la tríada de los fundamentos masónicos: Fraternidad, igualdad y libertad”. “Hemos sostenido que no puede haber igualdad cuando unos pocos lo tienen todo y tantos no tienen nada. Pensamos que no puede haber fraternidad cuando la explotación del hombre por el hombre es la característica de un régimen o de un sistema. Porque la libertad abstracta debe dar paso a la libertad concreta. Por eso hemos luchado. Sabemos que es dura la tarea y tenemos conciencia de que cada país tiene su propia realidad, su propia modalidad, su propia historia, su propia idiosincrasia. Y respetamos por cierto las características que dan perfil propio a cada nación del mundo y con mayor razón a las de este Continente. Pero sabemos también, y a la plenitud de conciencia, que estas naciones emergieron rompiendo el correaje por el esfuerzo solitario de hombres que nacieron en distintas tierras, que tenían banderas diferentes, pero que se unieron bajo la misma bandera ideal, para hacer posible una América independiente y unida. La historia nos enseña que unas pocas Logias, como las Lautarinas, fueron la semilla y la simiente de las luchas emancipadoras”, argumentaba Salvador Allende.

La integración suramericana que se viene gestando desde hace algún tiempo y que ha comenzado a profundizarse con la instalación de algunos gobiernos progresistas en América del Sur, puede ser un factor de unidad real de los pueblos, si se basa en el laicismo, en la interculturalidad. La integración no es de forma sino de espíritu y propósitos, decía el libertador y masón Simón Bolívar, y está íntimamente ligada a la construcción de un Nuevo Ser latinoamericano. Un ser dueño de sí mismo, capaz de conducir su propio destino como señalara el revolucionario independentista uruguayo José Artigas, también fue masón.

Hugo Noboa, quien ha estudiado sobre el laicismo en Ecuador, asegura que en el país las ideas de independencia nacional, libertad de pensamiento y expresión, tolerancia política y religiosa, laicismo, son caminos trazados desde la guerra de la independencia, alcanzan una expresión muy alta en el gobierno de Eloy Alfaro. “Sin embargo, aun en el presente podemos decir que siguen constituyendo una utopía. Dicho de otra manera, todavía no ha entrado en plena vigencia el Estado secular. Si bien, el liberalismo logró consolidar viejas aspiraciones como la abolición de la inquisición y de instituciones feudales como el concertaje, además de otras conquistas como la escuela pública o la libertad de imprenta, en materia de democracia no pudo o no pretendió cambios más importantes”, asegura Hugo Noboa.

Enrique Silva explica que si bien la Constitución Masónica no señala al laicismo como uno de sus principios “hace mención a sus componentes esenciales al definirse como “centro de unión para los hombres de espíritu libre”, al exaltar “la virtud de la tolerancia”, al rechazar “toda afirmación dogmática y todo fanatismo”, al propugnar “la justicia social”, al combatir “los privilegios y la intolerancia”, al señalar que “practica la solidaridad humana” y “respeta la opinión ajena y defiende la libertad de expresión”.

El martes 28 de noviembre, a las 19 en el Hotel Colón de Quito, al cumplir 27 años de haber levantado columnas, como se describe en lenguaje masónico la fundación de una logia o una gran logia (reunión de logias en una geografía determinada), la Gran Logia Equinoccial del Ecuador presenta un libro sobre laicismo en una Gran Tenida Blanca, evento en el que puede participar mediante invitación gente que no pertenece a la Masonería, y que promete ser un punto de partida para el debate sobre el tema, en un momento en el que vuelven a mostrarse en el país rasgos de intolerancia política, religiosa y cultural desde algunos sectores de poder.

Christian Gadea Saguier

2 comentarios:

  1. Disculpen pero partes del texto arriba son tomadas de un texto mío. Deberían dar los créditos y poner bibliografía. Kintto Lucas

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