El autor de "La divina comedia", tuvo fuertes vinculaciones con organizaciones masónicas que signaron su obra, según rastrea el ensayista René Guénon (1886-1951) en "El esoterismo de Dante", un ensayo recién reeeditado que explora el costado esotérico de la obra del célebre escritor italiano.
Dante fue, sin duda, algo muy distinto al genio literario que tanta admiración despierta, y es evidente que muchas cosas -por no decir muchos tesoros- quedan todavía por descubrir en lo que Guénon ha llamado con razón "el testamento espiritual de la Edad Media".
El ensayista parte de la figura del autor de "La divina comedia" para señalar que durante el período medieval existieron organizaciones cuyo carácter era iniciático y no religioso.
Esta tradición estuvo íntimamente relacionada con el desarrollo de las Ordenes de Caballería -principalmente con la Orden del Temple-, los verdaderos depositarios del esoterismo cristiano, cuya fundación estaba ligada a la gesta de las cruzadas, donde se practicaban activos intercambios intelectuales entre Oriente y Occidente.
"El esoterismo es verdaderamente, en relación al esoterismo religioso, lo que el espíritu es en relación al cuerpo, si bien cuando una religión ha perdido todo punto de contacto con el esoterismo, no queda allí más que "letra muerta" y formalismo incomprendido" , señala Guénon.
Tal como explica el autor en "El esoterismo de Dante", que acaba de ser reeditado por el sello Paidós, durante toda la Edad Media existió una tradición iniciática de características puramente occidentales, la Tradición Hermética, que pudo recoger y sintetizar en su seno toda esta simbología esotérica y universal propia de Occidente, y que ha estado presente en sus símbolos, ritos y mitos.
El verdadero esoterismo, dice Guénon en su libro, "es algo muy diferente a cualquier característica de una religión externa y si presenta algún tipo de relación con esta, no puede ser sino mediante una consideración que supone a las formas religiosas como un modo de expresión simbólico".
Este aspecto, aparentemente, fue incomprendido por los comentaristas de la obra de Dante, que por eso se atrevieron a llamarlo hereje, lo cual demuestra que lo interpretaban todo desde un punto de vista exterior, aunque como dice el autor "el esoterismo cabal debe situarse por tanto más allá de las oposiciones que se afirman en los movimientos exteriores que convulsionan el mundo profano".
En "El esoterismo de Dante", libro tan breve como suculento, Guénon corrige los errores de quienes no habían hecho sino entrever el sentido profundo de la obra de Dante y, a la vez, proporciona una explicación enteramente nueva de múltiples puntos que los exegetas del autor de "La divina comedia" jamás habían podido resolver de forma satisfactoria.
Dante, según explica Guénon, fue el más célebre "iniciado" de la Edad Media. Y como gran adversario del papado parece haber desempeñado un gran papel en las sociedades secretas de aquel entonces: era, en particular, uno de los jefes de la Fede Santa, Orden Tercera de filiación templaria.
Además, se convirtió en portavoz de dicho esoterismo en "La divina comedia", que el ensayista describe como "una alegoría metafísico-esoté rica, que vela y expone al mismo tiempo las fases sucesivas por las cuales pasa la conciencia del iniciado para alcanzar la inmortalidad" .
Guénon utiliza como "punto de apoyo" para su estudio a algunos de los múltiples comentaristas de "La divina comedia" y a aquellos pocos que de alguna manera entrevieron en ella un carácter esotérico, pero que debido a "los prejuicios que los acosan sin remedio", tal como dice el autor, y dado el alcance iniciático de la mism, cometieron graves errores de apreciación en cuanto a su verdadera naturaleza, no pudiendo sobrepasar el aspecto ritualista, formal, o exterior que oculta la verdad.
Finalmente, en referencia a "La divina comedia", y a lo que Dante dice de la misma en este verso del Infierno, afirma "la existencia de un sentido oculto en esta obra de carácter doctrinario, cuyo significado exterior y aparente no es sino un velo que debe ser descubierto por aquellos que son capaces de captarlo".
© Christian Gadea Saguier
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Gracias por ese cumulo de luz que nos proporcionas querido hermano
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