Machismo frena la equidad de género

Las mujeres de América Latina han conseguido, en la última década, que se legisle contra la violencia machista, esa actitud de prepotencia de algunos hombres hacia la mujer; pero esto no se traduce aún en la disminución de la violencia contra las mujeres por cuestiones de género. Llevar esas leyes de la teoría a la práctica sigue siendo un camino tedioso. Los valores patriarcales que aún imperan en muchos países de la región constituyen uno de los principales inconvenientes, según el informe anual del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), que se presentó esta semana.

«La violencia por motivos de género se perpetra gracias a normas y tradiciones sociales y culturales que refuerzan las estructuras de poder dominadas por el hombre», asegura el documento.

Aunque no parece que haya una solución clara a corto plazo, Naciones Unidas propone promover el desarrollo cultural como ventana al progreso y diseñar políticas y programas de población «con sensibilidad cultural», siempre y cuando esa mirada comprensiva y respetuosa de las diferencias « no implique aceptar prácticas tradicionales nocivas o que violan derechos humanos universales», matiza el documento. 

La cultura patriarcal en la región no es algo nuevo tampoco. El documento de 108 páginas de Unfpa considera que la independencia de las colonias no vino acompañada de un cambio de mentalidad en ese apartado, sino que ha seguido vigente en muchos países de la región. Es decir, los distintos países heredaron las tradiciones de las colonias españolas, portuguesas y francesas de sus metrópolis.

La función femenina es «mantener unida a la familia a cualquier costo, por lo que la violencia en el hogar se convierte en una realidad aceptada y hasta cierto punto natural», apunta.

Dentro de la Masonería el tema no es muy diferente a lo que se vive en la comunidad latinoamericana. Luego de la Orden Masónica Mixta Internacional Le Droit Humain y el Gran Oriente Latinoamericano, no existen otras Hermandades de carácter internacional que sostengan la equidad de género dentro de la Organización.

¿Cómo un masón que practica los valores sociales más nobles, miembro de una escuela iniciática que trabaja por el perfeccionamiento de la humanidad, casado o que algún día lo será, hoy por hoy podría decir a su esposa «tu condición de mujer no te da el derecho de hacer esto » o «por ser mujer no puedes comprender aquello»?

Algunos, como el Gran Oriente de Francia (GODF) alegan que es una cuestión estructural y no dogmática. Independiente de la justificación, han dado la espalda a la posibilidad de incorporar mujeres en su seno luego de que su Asamblea General, realizada meses atrás, decidiera dilatar la respuesta a la posibilidad plantada por una seria de logias, que por cierto han retorcido y malinterpretado sus Reglamentos y Constituciones. Victor Guerra, miembro del Gran Oriente en España y autor del blog Masonería Siglo XXI, sostiene que «en parte si el tema no ha salido adelante es porque la acción liberticida de esa serie de logias precipitó la situación lo que además ha traído una compleja situación jurídica para las logias y para los Maestros masones que en su momento tiraron por la calle de en medio iniciando mujeres». Frente a la iniciativa de iniciar mujeres la Organización reaccionó y procedió a suspender a 169 Maestros, de los 50.000 miembros que tiene el GODF. 

Otros, como la Gran Logia Unidad de Inglaterra, se oponen a la admisión de la mujer en la Masonería esgrimiendo como únicos argumentos, unas veces el de la «tradición», otras «las Constituciones de 1723», y los menos, más fundamentalistas, van mucho más allá recurriendo a teorías antropológicas de nula base científica y de fascistas reminiscencias que ahora me ahorraré comentar.

Para los tradicionalistas y conservadores la Constitución de Anderson, salida de la imprenta de Willian Hunter, representa uno de los puntos discordantes para el ingreso de la Mujer. En su Sección Segunda (Obligaciones de un Francmasón, apartado III), está el origen de lo que todavía hoy continúa sembrando la polémica:

«Los candidatos admitidos como miembros de la Logia, deben ser buenos y leales, nacidos libres, de edad madura y discreta, no esclavos, ni mujeres, no inmorales o escandalosos, sino de excelente reputación».

Resulta a todas luces incomprensible que una Fraternidad que ha luchado contra toda clase de «dogmas», acabe por crear y mantener uno, para justificar la ausencia de la mujer en su seno. Esta postura dogmática se fundamenta en un párrafo de un documento, producto de la mentalidad de aquellos años y elaborado por hombres de iglesia (no olvidamos la calidad de pastores protestantes de Anderson y Désaguliers), puritanos y con un concepto sobre la inteligencia y aptitudes de la mujer de su época totalmente diferente al nuestro. 

Ambas posturas, la estructural o la tradicional-legal, impiden que la otra mitad de la humanidad beba de las mismas fuentes del conocimiento que los hombres libres, pero nacidos de mujer.
 
De todas formas, con el apoyo de los masones o sin el, la participación de la mujer va ganando paso a paso mayor protagonismo en la escena pública, según indica la medición 2007 del Índice de Desarrollo Democrático de América Latina que utiliza el Indicador «Género en el Gobierno» para establecer cuál es la proporción de la representación femenina en el Gabinete del Poder Ejecutivo, en las Cámaras del Poder Legislativo y en las Cortes Supremas de Justicia de los dieciocho países que analiza.

Este indicador se usa para medir lo que se considera el «grado de integración social de la democracia». En el año de la primera medición (2002), el promedio de participación de la mujer en puestos de decisión en América Latina era de apenas un 8,5%. La medición de 2007 indica que este porcentaje promedio creció al 21,6%. O sea que en 2002 uno de cada doce puestos de decisión eran ocupados por mujeres y hasta el año pasado uno de cada cinco lugares. 

Considero que la transversalización de género no es un fin en si mismo sino un camino para el logro de la equidad. Esa es la fórmula que mantiene el equilibrio, la que refleja realmente la composición de la sociedad y la que necesitamos para reforzar y promover el correcto funcionamiento de esta joven democracia latinoamericana. 

Christian Gadea Saguier

2 comentarios:

  1. Christian, q bueno que haya masones como vos. El dolor por la indiferencia y minimización de mis reclamos por la antítesis de sostener la bandera de la igualdad y el progreso y ser una organización que sustenta y apoya valores misóginos y de discriminación a la mujer,refleja sólo un capítulo más de la hipocresía humana.

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  2. Christian, q bueno que haya masones como vos. El dolor por la indiferencia y minimización de mis reclamos por la antítesis de sostener la bandera de la igualdad y el progreso y ser una organización que sustenta y apoya valores misóginos y de discriminación a la mujer,refleja sólo un capítulo más de la hipocresía humana.

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