Esta lucha debe instalarse primero en nosotros mismos, para luego poder actuar como Francmasones y como ciudadanos que hacen de la Tolerancia una bandera de lucha en un plano de LIBERTAD e IGUALDAD.
Quienes pretenden anular la Laicidad para aplicar el adoctrinamiento religioso en los ámbitos de enseñanza, atentan contra uno de los principios más elementales del ser humano, el del libre albedrío expresado como la libertad individual.
Por esto entendemos que debemos combatir por una laicidad como expresión total de libertad frente a los dogmas y a los fundamentalismos no sólo religiosos, sino políticos, xenofóbicos, y otras concepciones metafísicas que deben ser patrimonio individual de cada ser humano. Este concepto de Laicidad total, así como tiene expresión en el concepto de libertad, también se asocia al concepto de igualdad puesto que sin ella no podría concebirse una distribución equitativa en el orden moral, jurídico y político entre otros.
Igualdad de derechos a la existencia, a la dignidad, a la felicidad, a la justicia, al perfeccionamiento y a practicar en lo colectivo.
La Laicidad debe ser Una, que convoque a todos, religiosos, ateos, agnósticos. Es un método de convivencia entre todas las posiciones que excluye de raíz las posiciones de privilegios, por muy tradicionales que éstas sean. Como expresaba el educador inglés del 1700, John Wesley “Pensamos y dejamos Pensar”.
La Masonería tiene como uno de sus principales cometidos el de defender la Libertad de los individuos sean ellos o no masones, es deber de los Francmasones defender esta Laicidad en una lucha permanente que debemos emprender todos y cada uno en forma individual o colectiva, pues es con ella que se sostienen los principios como la Tolerancia, el Libre Pensamiento y la Libertad Absoluta de Conciencia, que son pilares fundamentales de nuestra Obediencia.
Un aspecto particularmente preocupante hoy es la pretensión de influenciar las conductas políticas a través de ofrecimientos o pretender detentar un monopolio sobre las conciencias, incluso a través de la invasión del espacio privado de las personas.
Así lo vimos últimamente en las actitudes beligerantes presentes con relación a temas tan dispares como el control de enfermedades de trasmisión sexual, el control de la natalidad, la homosexualidad, la interrupción voluntaria del embarazo, la bioética y la financiación de la educación publica, para nombrar sólo algunos.
Por ello debemos ser activos militantes de la Tolerancia para reafirmar la laicidad como valor individual y social.
Exigir que se nos respete en nuestros derechos e impedir que todo dogmatismo ya sea político, religioso o moral, invada nuestra persona, nuestra familia y nuestra sociedad.
Para ello y en todas las instancias, tanto oficiales como privadas, públicas o asociativas, se debe impulsar la formación de los ciudadanos dignos a través de la EDUCACIÓN PARA LA LIBERTAD, promoviendo aquellos valores democráticos y cívicos que constituyen la garantía de la paz social.
Educar para que todos salgan de la ignorancia y conozcan sus derechos y sus obligaciones, eliminando así el germen de la tragedia humana provocada por la intolerancia y el fanatismo.
En definitiva, una militancia cotidiana es el alma fundamental para custodiar, proteger y desarrollar los conceptos de LIBERTAD, TOLERANCIA Y LAICIDAD
Felicito el artículo, me pregunto ¿la Masonería en sí es Laica?, ¿no ubica símbolos religiosos en lugares principalísimos?, algunos me dirán que se comprenden estos símbolos como fórmulas generales, ¿en el fuero interno de los HH:. es cierto eso?
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