Nuestra institución tiene sus orígenes en los centros iniciáticos de la antigüedad, a través de los cuales se transmitió el lenguaje simbólico hasta nuestros días. Entendemos que el lenguaje simbólico es la expresión más universal para expresar nociones y conceptos sobre valores constructivos para la humanidad. Este lenguaje define a
Los masones no somos místicos persiguiendo algún absoluto esotérico, ni fieles de una religión oculta, sino ciudadanos comprometidos a ser francos con nosotros mismos, despojándonos de las pasiones y prejuicios para conocer y desplegar las fuerzas espirituales que se encuentran en uno mismo. Para despertar esas fuerzas es necesario comprender el lenguaje simbólico.
Las herramientas presentes en la imagen que se adjunta representan así los valores y las elevadas normas de conducta que deben vivir los masones, dejando a cada uno en libertad para ubicarlos dentro de su propia e individual escala de valores. Por ello, no basta ingresar en
Este proceso transformacional es potencial en toda la humanidad, pero sólo los iniciados estarán dispuestos a invertir en el proceso. Es en sí un acto de copulación intelectual y físico; preparar el cuerpo para el cultivo de la semilla de la que nacerá una idea que se plasmará en un ámbito sustancial. Para que ocurra este proceso de materialización de la idea, no es suficiente la improvisación, debe haber una predisposición, una prioridad en esa preparación para que la transformación se logre.
Es necesario estudiar algo más que rituales, historia y doctrina masónica, debe estudiarse también el mundo en que vivimos. La conjunción de ambos efectos, la introspección y el estudio de la realidad, acrecentarán geométricamente la fuerza de ambos. Abrirán las puertas para que símbolo y ciencia, mancomunados, religados, contribuyan al conocimiento más profundo de los misterios de la vida.









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