Da Vinci, el primer científico

No hay nada en la Naturaleza que no sea parte de la ciencia y en ella el hombre no es único por su capacidad científica o artística, sino porque la ciencia y el arte, son igual, expresiones de la maravillosa plasticidad de su mente. Tal vez Leonardo da Vinci sea la mejor representación de este axioma.

Por ello, es preocupante que más allá de sus valores artísticos, "El Código Da Vinci", film que en estos momentos atrae a millones de espectadores a las butacas de los cines, deja una imagen bastante distorsionada del genio renacentista al utilizarlo como una excusa para elucubraciones esotéricas.

Lamentablemente, dada la poderosa sugestión que ejerce el cine, es probable que muchos abandonen las salas con una idea sesgada de este verdadero "gigante" cuyo talento asombra e ilumina.

A lo largo de su vida, hace cinco siglos, Leonardo produjo nada menos que 13000 páginas de apuntes poblados de bellísimas ilustraciones con sus ideas sobre temas tan diversos como la construcción de torres, el vuelo de los pájaros, el funcionamiento de los riñones y la visión, o los cráteres de la Luna.

Destruido y perdido en gran parte, hoy sólo se conocen unos 7000 folios de ese tesoro (entre los cuales los más famosos son los que componen el Codex Hammer , que Bill Gates compró en 1994 por 30 millones de dólares). Sin embargo, alcanzan para dejar trascender -además de un ingenio práctico fuera de serie- una creatividad científica que se adelantó dos siglos a su época.

Esta es la tesis que desarrolla Michael White en Leonardo: the first scientist (Leonardo: el primer científico, Plaza & Janes 2001), donde analiza sus asombrosos descubrimientos en los campos de la óptica, la mecánica, la anatomía y la geología, entre otros.

Por ejemplo, Leonardo desarrolló una antecesora de la cámara fotográfica (la camera obscura ), imaginó los lentes de contacto, explicó por qué el cielo es azul y desarrolló técnicas para la representación del cuerpo que sólo se verían nuevamente con la invención de la tomografía axial computarizada. ¡Hasta se dice que había inventado una forma de plástico!

Fue, además, el más grande anatomista del Renacimiento: se piensa que hizo por lo menos treinta disecciones completas de cuerpos humanos, y produjo miles de bocetos y estudios detallados de la fisiología animal.

"Lo formidable de Leonardo es que trabajó durante medio siglo uniendo distintas áreas del conocimiento con una inteligencia que le permitía expresarse igualmente bien como artista, experimentador, ingeniero y diseñador -escribe White. Y más adelante afirma:- En él, arte y ciencia alcanzaron las cumbres del intelecto humano."

Aunque la ciencia del Renacimiento está muy lejos de la actual, y frecuentemente se teñía de conceptos y prácticas místicas, el autor británico argumenta que si de explorar, cuestionar, imaginar y analizar se trata Leonardo puede considerarse un científico con todas las letras, ya que hizo sus propios experimentos y documentó sus observaciones.

Doscientos cincuenta años después de su muerte, figuras como Newton, Leibniz, Fermat, Huygens y otros redescubrieron sus percepciones, ya que sus escritos permanecieron durante esos años en la oscuridad para casi todos, excepto para un pequeño grupo de nobles y coleccionistas de arte.

Los caminos de la ficción son insondables... Pero los de la ciencia son, en este caso, incluso más apasionantes.

Christian Gadea Saguier
© Blog Los Arquitectos

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