Luego de obtener mi certificado de apostasía en mayo del corriente, semanas atrás, volví a la Iglesia para acompañar a un hermano que realizó su ceremonia matrimonial bajo el ritual Católico. Con todo el respeto que se merecen estas doctrinas dogmáticas, me sorprendió el grado de apatía de los participantes. Una compañera del secundario, que hacía años no la veía, tomó asiento junto a mi. Pasaron los minutos y murmurando me dijo: “Que pesado este sacerdote que no termina la ceremonia” y como si lo hubiera escuchado, aquel profirió “Padre, hijo y espíritu santo…” y de esa forma terminó el calvario.
La anécdota viene a colación al enterarme que los argentinos en su mayoría no ven al dios cristiano como un Padre, y menos como una idea de amor, tanto solo como una especie de “Ser Supremo” trascendente de la naturaleza. Así lo afirma la primera encuesta sobre las creencias y actitudes religiosas en la Argentina, realizada por el Conicet y cuatro universidades de aquel país entre 2403 personas mayores de 18 años de todo el país. ¿Y cuándo recurren a él? Cuando sufren o necesitan ayuda, el 60%; cuando reflexionan sobre el sentido de la vida (12,8%), y en momentos de felicidad (10,2%). Sólo el 0,5% busca a Dios para agradecer y el 3,3% durante los días de festividades religiosas. A la pregunta ¿qué significa Dios para usted? -similar a la que Jesús hizo a sus discípulos: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy?"-, el 65% de los 2285 entrevistados que se declararon creyentes lo describen como un ser ajeno a su vida cotidiana ("un ser superior", el 37%, y "el creador del mundo", el 28%). Sólo el 21% reconoce al Dios en el que cree como un padre y, el 0,3%, como el amor.
Sin embargo, la encuesta, publicada en una nota en La Nación argentina, realizada en todo el territorio argentino, revela que el 91% de los argentinos cree en Dios. Ese porcentaje es mayor entre las personas sin estudios (95%), los mayores de 65 años (97%) y los habitantes de ciudades chicas (94%). Aun en niveles altos la creencia disminuye entre los que tienen título universitario (84%), los jóvenes entre 18 y 29 años (85%) y los residentes en grandes metrópolis (89%). La investigación fue fruto del trabajo conjunto del CEIL, del Conicet, y de las universidades nacionales de Buenos Aires, Rosario, Cuyo y la de Santiago del Estero. Financiada por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, se enmarca en un proyecto de investigación que se propone analizar las relaciones entre religión y estructura social en la Argentina del siglo XXI, según consigna el reportaje de Silvina Premat
¿Por qué la agonía del Dios padre? Resulta que los argumentos a favor de la existencia de Dios se están viniendo abajo, de esto se demuestra que las personas con mayor acceso a la educación son más escépticas que aquellas que tienen menos formación. Ya lo dijo Jesús, por lo seguro esto le hacen decir en la Biblia: “La verdad los hará libres”. La iglesia ante su falta de argumentos pontifica con la idea de un dios padre, pero qué pensarían ustedes de un padre que se oculta a sus hijos. Pensarían que este padre es un enfermo, un loco. La idea de Dios que se oculta es inconciliable con la idea de una Dios padre. Si Dios no se muestra es posible que no exista. Así lo considera uno de cada diez argentinos, según asegura la encuesta mencionada. De los nueve restantes, siete son católicos; uno, evangélico, y el último puede ser judío, islámico, espiritista o de otro credo. Pero hay que tener presente que negar su existencia, por más garantías establecidas, trae aparejada una gran dosis de discriminación social, por lo que son más lo que se guardan para sí la negación. Se me objetará que tampoco hay pruebas de que dios no exista. No me cuesta admitirlo, sin embargo el asunto es más embarazoso para las religiones. ¿Cómo podría probarse una inexistencia? Pero esto no es una razón para creer en su existencia, justamente el hecho de que nunca se haya podido probar su existencia es una fuerte razón para negarse a prestarle fe.
Estaré expectante. Habrá que ver cómo se las arreglan los clérigos argentinos en el momento del rezo, puesto que la idea del Padre está en agonía, a pesar de que la idea de Dios sigue vigente. De ilusiones también se vive afirma el adagio. Tal vez cuando vuelva a una ceremonia Católica el rezo haya cambiado ante la negación del padre.
Christian Gadea Saguier
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Querido Hermano para mi existe la duda razonable, con ella la existencia me parece probable. O cuando menos deseable.
ResponderEliminarQue éstes bien
Muy bueno! En mi grupo de amigos y te diría familiares, el catolicismo es "no practicante": dicen yo soy católico pero no practico la religión, (¿¿¿???) y si intentás profundizar mas, rápidamente quieren cambiar de tema, los incomoda enfrentarse a la posibilidad de haber vivido engañados todo este tiempo, sienten miedo a enfrentar a sus mandatos. Es mas fácil vivir con un Dios enfrascado en una idea impuesta que abrir aquel frasco e intentar dilucidar a que intereses responden estas creencias. Teniendo el Dios en aquel frasquito solo lo usan cuando necesitan algo. Sería como el genio de la lámpara. Y como dentro de la botellita hay humo, los que se encargan de mantener la hoguera encendida son los "administradores" de Dios. Hasta van y le prenden velitas para mantener el humo, y claro, tiene un costo la velita, la leña, entonces le tiran unas moneditas para que ellos distribuyan entre los que menos tienen. y bueno... si querés sigo y sigo... confesiones, por mi culpa (¿de que?), y muchísimas cosas, que analizadas en otro contexto nos muestran la realidad de este negocio de dinero y poder.
ResponderEliminarDe todos modos, quizás sacando la idea de un Dios barbudo, yo me encuentro en la idea del Tao. Que no reemplaza ni sustituye una creencia, simplemente simpatizo e intento ir conociendo mas del tema.
Si te llegara a interesar hay un libro que se llama "El tao de la física" escrito por un científico: Fritjof Capra, seguramente vos lo conozcas antes que yo, es un planteo al menos para reflexionar desde otro lugar al respecto de las religiones y el misticismo.
Todavía debo los comentarios de los dos anteriores. Digo debo porque los fuí generando mientras los leía y tengo la intención de hacerlos.
Saludos